Tras estar por más de dos horas en la cañada del duende, llegó hasta el lugar la máquina 318 conducida por el francés Romain Dumas, quien paró su Peugeot para arrastrar la máquina del español Carlos Sainz hasta el vivac.
La gente ovacionó el gesto del compañero de equipo del español que ayer se puso a trabajar de inmediato con la convicción de regresar hoy a la competencia más extrema del mundo.
“El Dakar se acabo para nosotros no podemos seguir”, sostuvo Carlos Sainz.