Juan José Toro
En el jueves previo al martes de carnaval, los compadres retribuyen a las comadres. Potosí vive este día uno de sus ritos de retribución, tanto a la Pachamama como entre los géneros de la especie humana. Es el Jueves de Comadres y se cierra el ciclo de la retribución.
Y es que los carnavales no son otra cosa que fiestas por la cosecha y, en el caso de Potosí, de agradecimiento a la Pachamama o Madre Tierra. Esta nos da sus frutos —flora, fauna y minerales— y, en carnaval, a tiempo de celebrar las cosechas y el cierre del ciclo del culto a los muertos, que comienza en noviembre, se le agradece ofreciéndole tributos.
Como la topografía y el clima de Potosí no permiten que se cultive muchas variedades de flores, las silvestres son traídas desde las provincias para venderse en estas fechas, porque la gente las esparce, en sus puertas y veredas, en acto de retribución a la Pachamama. En quechua, “t’ika” es flor, así que, mezclándose con el español, a este acto se llama “t’ikachada”.
La retribución a la naturaleza también se traduce en el trato entre las personas. Dos jueves antes del martes de carnaval es el Jueves de Compadres, así que las mujeres agasajan a los varones. Les echan mixtura y serpentina, que es un acto derivado de la “t’ikachada”, y les dan de comer y beber. A la semana siguiente, en Jueves de Comadres, los hombres deben retribuir de igual forma, o mejorar el trato recibido.
Aunque la devoción a la Pachamama y los ritos vinculados a esta son de origen prehispánico, las costumbres de Jueves de Compadres y Comadres parecen estar limitadas a la capital del Departamento de Potosí, por cuanto no son iguales en las provincias.
La investigadora Shirley Cruz dice que las costumbres de estos jueves no se reproducen en las provincias donde el festejo comienza recién el sábado de carnaval, cuando se ch'alla las llallaguas, que son los productos de siembra obtenidos en los lugares mismos de la cosecha.
Es probable que estas costumbres hayan sido introducidas por los indígenas de las naciones que estaban obligados a la mita y terminaron mezclándose con las costumbres españolas para los carnavales.
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