
La expedición de Cristóbal Colón desembarcó en Guanahani el 12 de octubre de 1492. Ese hecho convirtió a ese hombre en uno de los más famosos de la historia. Ni fue el primero en llegar, ni mucho menos descubrió nada, pero, a partir de ahí, comenzó la invasión de nuestro continente a gran escala, en una proporción que no se había visto 500 años antes, cuando comenzaron a llegar los escandinavos.
Aunque las tierras que encontró ni siquiera llevan su nombre —pues ese privilegio le correspondió a Américo Vespucio—, el personaje más importante de aquel episodio es Colón y, pese a ello, hoy en día son más los misterios que certezas respecto a su origen, nombre y hasta lo que hizo en los primeros días de la ocupación.
La historia oficial, esa que se sigue enseñando en los niveles Inicial y Primaria, nos dice que Cristóbal Colón nació en Génova, que hoy es una ciudad metropolitana en la provincia del mismo nombre.
Pero hace años que esa teoría es rebatida por más de cinco versiones que afirman que nació en lugares tan diversos como Pontevedra, la Guadalajara española, Navarra o Portugal.
En 2003, un equipo de Medicina Forense dirigido por José Antonio Lorente, catedrático de la Universidad de Granada (UGR), exhumó el sepulcro del almirante, situado en la catedral de Sevilla, y extrajo fragmentos de huesos para realizar un análisis preliminar y dejarlos para su posterior estudio. Las pequeñas muestras se han custodiado en una sala blindada de la universidad y fueron estudiadas y comparadas con otras, tomadas de los restos de su hijo, Hernando Colón, y de su hermano Diego.
En mayo de 2021, en una conferencia de prensa ofrecida en la UGR, Lorente anunció que el estudio comparativo de los restos había terminado y señaló que los resultados serían presentados el 12 de octubre de ese año, en homenaje a la llegada de Colón a América. Pero la fecha llegó y no ha pasado nada. Las dudas sobre el origen del hombre que inauguró la invasión al continente subsisten.
Si se anunció, con bombo y sonaja, que los resultados serían presentados hace un año, ¿por qué no se cumplió la palabra empeñada? Ese es otro enigma de los muchos que rodean al almirante.
(*) Juan José Toro es vicepresidente de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).
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