Mario Barragán tiene una tarea difícil: desarrollar, otra vez, el certamen de Miss Potosí en un panorama cada vez más complicado y, cumplida esa tarea, intentar obtener una de las coronas importantes en la elección de Miss Bolivia.
La organización de un certamen de belleza no es fácil, sino todo lo contrario. A Barragán le tocó, incluso, enfrentarse a los primeros días de la pandemia, el año pasado, y hasta la intervención de las fuerzas de control al salón donde ya se había realizado la elección de las representantes potosinas. Este año vuelve al mismo local, con todas las medidas de bioseguridad, y no solo quiere ofrecer un buen espectáculo, y una elección imparcial, sino también la posibilidad de traer una corona.
Lo que se viene no es fácil: hay nueve candidatas y tres de ellas serán elegidas. Una será Miss Potosí, otra Señorita Potosí y una tercera llevará el título de Miss Villa Imperial. Lo complicado es que, si tres son las elegidas, el entorno de las seis que queden en el camino criticará el certamen y no faltará quien mencione la palabra “fraude”. Eso es algo que se ha radicalizado con los años.
Pero luego viene lo más difícil: ganar un título en un certamen Miss Bolivia que ya lleva algunos años soportando acusaciones de discriminación. La estatura mínima es la primera observación, porque marca diferencias entre las candidatas, y la exigencia de que la elegida sea soltera y sin hijos causó polémica en el año pasado.
En el caso de Potosí, la polémica es doble porque este es el único Departamento que no ha ganado la corona de Miss Bolivia en el más de medio siglo que Promociones Gloria maneja la franquicia. Desde luego, la explicación no puede ser falta de belleza, porque esta se aprecia de manera subjetiva, así que no hay más que referirse a las diferencias geográficas.
Los habitantes del altiplano son, en promedio, más bajos que los de los valles y llanos, así que las mujeres suelen ser más pequeñas. A eso hay que sumar el hecho de que el reglamento de Miss Bolivia se basa en el certamen Miss Universo, del que tiene la franquicia, en el que los requisitos apuntan a un modelo de belleza más europeo; es decir, con preferencia por cabellos y ojos claros, figura atlética y buena estatura.
La Paz tuvo reinas de belleza, aunque pocas en relación a Santa Cruz, mientras que Oruro obtuvo la corona una sola vez, con una mujer rubia de apellido croata. Potosí se dio el lujo de tener buenas representaciones, con candidatas que no solo eran bellas sino que también estaban bien preparadas, pero nunca obtuvo la corona.
Barragán quiere romper el maleficio, pero no tiene demasiado respaldo. Más aún en una sociedad en la que es más fácil criticar que construir. Llevará adelante el certamen de hoy y se lanzará otra vez al Miss Bolivia con tres candidatas. ¿Qué pasará si Potosí tampoco obtiene una corona? Él dice que tomará una decisión y la hará conocer, en otra entrevista con este diario, luego de conocerse los resultados del Miss Bolivia.
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