El padre Miguel albino reflexiona sobre la parábola del leproso, quien era un excluido de la sociedad, precisamente por la lepra que lo orillaba a estar lejos de la gente. Sin embargo, Jesús se presenta con una enseñanza para tender la mano a quienes han caído en desgracia.
Invita a la lectura del santo evangelio según san Marcos (1,40-45)
Jesús sana a un leproso
40 Un hombre enfermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas le dijo:
—Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.
41 Jesús tuvo compasión de él; lo tocó con la mano y dijo:
—Quiero. ¡Queda limpio!
42 Al momento se le quitó la lepra al enfermo, y quedó limpio. 43 Jesús lo despidió en seguida, y le recomendó mucho:
44 —Mira, no se lo digas a nadie; solamente ve y preséntate al sacerdote, y lleva, por tu purificación, la ofrenda que ordenó Moisés, para que conste ante los sacerdotes.
45 Pero el hombre se fue y comenzó a contar a todos lo que había pasado. Por eso Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, sino que se quedaba fuera, en lugares donde no había gente; pero de todas partes acudían a verlo.
..........
Señor Lector, este es solo un reporte. La información completa está en la edición impresa de El Potosí.