La música y bailes típicos de Japón, la ceremonia del té, su fina gastronomía, el brindis con sake y los paseos de mikoshi revivieron y recordaron en Lima esta semana la herencia japonesa en esta ciudad, en donde hoy día residen 60.000 descendientes de esta comunidad de emigrantes.
Perú fue uno de los primeros destinos en Suramérica de la inmigración japonesa, que arrancó en 1899 con 790 trabajadores del campo que llegaron en el barco Sakura Maru provenientes de prefecturas como Okinawa, Nagano y Gifu, entre otras, para trabajar en fundos agrícolas.
El que fue inicialmente un destino temporal se convirtió en el hogar para cientos de inmigrantes, que se dedicaron después al comercio y otros oficios, hasta llegar a convertirse en una de las comunidades asiáticas más numerosas e influyentes en el país.