Hasta hace pocos meses, Iván Arias era un municipalista y analista político que se refería a Evo Morales como Thanos, el personaje de Marvel, dueño de las cinco gemas de poder que, con intenciones ecologistas, quería acabar con la mitad de las formas de vida del universo. Hoy, como ministro de Obras Públicas, desanda por las obras de 14 años de gestión de Morales y asegura que ha encontrado mucho “elefante blanco”, fantasmas que “lloran en soledad” que hace que se pregunte “para qué sirve esto”. Así, por ejemplo, cuando recibió el informe de la nacionalizada Entel se enteró que se habían gastado Bs 15 millones en crear el servicio de Billetera Móvil, pero que se habían ‘movido’ transacciones por solo Bs 500. No cree que haya sido desconfianza en la empresa, sino falta de gestión.
En un país con un déficit de vivienda tan grande (hay más gente que casas), no existe una explicación lógica para que los planes habitacionales del Gobierno solo tengan un 40% de ocupación.
“En mi Ministerio construimos caminos en el espacio, con el Túpac Katari, en los aires, con BoA, en la tierra con ABC y construimos el camino a casa”, dijo en el set de El Deber, para hacer una metáfora de la dimensión de la tarea encomendada por la presidenta de transición, Jeanine Añez.
Cuando saltó al campo de la aviación se enteró que en la Dirección de Aeronáutica Civil había hasta cuatro aeronaves con una sola matrícula. Intuye que se trata de avionetas siniestradas cuyos papeles se clonaron para permitir a otras volar sin más trámite.
Cuando quiso aterrizar se topó con aeropuertos con gran infraestructura “donde no asienta ni un sucha”, o infraestructuras internacionales subutilizadas, como el de Chimoré, donde sí asentaban aviones, pero solo con dos pasajeros que obligaban a movilizar a un personal con una decena de personas para atenderlo, antes de que la aeronave levante vuelo vacía, hacia su otro destino. Hay otros aeropuertos y pistas en todo el país donde asentaban más avionetas, pero se administraban con un papelito, muchas veces hecho a mano y había que aceptar que todos actuaban de buena fe y que el avión liviano había cumplido su plan de vuelo sin desviarse del camino y de la legalidad. Todo eso, ahora, lo quiere digitalizar para un mejor control, dice.