
El primer infanticidio de 2019 se registró el 11 de enero y el último el 19 de septiembre. La mayoría de las víctimas fueron asesinadas por sus padres y en sus hogares. La violencia continúa en ascenso y matando a los más indefensos. Hasta septiembre se reportó 43 asesinatos de niños y niñas en Bolivia, cuyas edades oscilan entre días de nacido y 11 años.
La primera víctima, un pequeño de cuatro años, fue asfixiada con una almohada por su madre, quien luego intentó suicidarse, argumentando que el niño tenía dificultades en el habla y ella problemas sentimentales con su pareja. El hecho se produjo en la zona de Villa Fátima de la urbe paceña.
El último caso, sucedió en Cochabamba. Un niño de dos años y medio fue golpeado hasta la muerte por su padrastro por hacer sus necesidades biológicas en su pantalón. Según el informe forense, el pequeño tenía "bastantes coágulos en la cabeza" y que recibió patadas y puñetes que no pudo resistir.
Otro caso que conmocionó a la población, el 30 de agosto, fue un cuádruple infanticidio de niños que tenían apenas tres cinco, nueve y una adolescente de 15 años. El crimen se registró en Santa Cruz. Los menores que fueron asesinados por su padre, quien intentó suicidarse lanzándose del puente del cuarto anillo y avenida Cristo Redentor, sin embargo, sobrevivió y confesó los infanticidios.
"Les di raticida a los cuatro, pero no les pasó nada y tuve que utilizar un cuchillo para acabarlos", relató el hombre.