
El jueves 24 de agosto de 2023, Donald Trump se entregaba en una cárcel del condado de Fulton, en Atlanta, dentro de una imputación por hacer lobby para las elecciones de 2020 –una de un total de cuatro acusaciones– en el estado de Georgia. Aquel día histórico (nunca antes un expresidente de EEUU había tenido que posar para una foto policial) dio que hablar en todo el mundo por esa imagen: un retrato en el que el brevemente convicto (apenas 20 minutos) aparece desafiante, con el ceño fruncido.
En 24 horas, Trump se convertirá en el presidente número 47 de su país e iniciará su segundo mandato. Será el segundo líder en la historia en tener dos no consecutivos: el primero fue el demócrata Grover Cleveland (1885-1889 y 1893-1897); y, curiosamente, también el segundo en tomar posesión desde el interior del Congreso. No podrá tomarse la tradicional fotografía en las escaleras del Capitolio por razones climáticas, pues se prevé que las temperaturas bajen hasta los -12 grados centígrados en Washington.
“He ordenado que el discurso de investidura, junto con las oraciones y otros discursos, se celebren en la rotonda del Capitolio de Estados Unidos, como hizo Ronald Reagan en 1985, también por el clima extremadamente frío”, escribió en su red social, Truth Social.
Un día antes, el republicano había vuelto a ser noticia por su retrato oficial que, al igual que el de su vicepresidente JD Vance, fue publicado ya y, en contraste con la amplia sonrisa que mostró en 2017, para su primera gestión presidencial, se parece mucho a la foto del gesto duro exhibido ante la Policía hace un año y medio.
Al margen del semblante adusto, una diferencia respecto a la deshonrosa imagen policial es que en la foto oficial de su segundo mandato lleva prendido un pin con la bandera de EEUU en la solapa y una corbata azul (no roja). Vance, en cambio, sonríe levemente a la cámara.
El equipo de prensa de ambos se ha manifestado a través de un comunicado en el que califica a estos retratos como “¡impactantes!” (así, entre signos de admiración).