Los jefes de Estado y de Gobierno del G-20 concluyeron este martes su cumbre en Río de Janeiro con mensajes de aliento para las negociaciones climáticas de la COP29, estancadas en Bakú, pero sin un compromiso claro para destrabarlas.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y el secretario general de la ONU, António Guterres, aprovecharon la segunda y última jornada de la cita de las mayores economías del mundo para pedir compromisos para que las negociaciones finalicen con éxito en Bakú, donde se deciden las metas de financiación climática.
Pero, con una declaración final retórica en que dicen esperar un "resultado positivo" en la COP29, los líderes del G-20 no concedieron ningún mandato para que sus representantes destraben unas difíciles negociaciones con plazo para acabar el viernes.
BOLIVIA
El presidente boliviano, Luis Arce, afirmó que Bolivia aprovechó la invitación que recibió para participar en la cumbre del G-20 y que consiguió hacerse oír ante las mayores economías del mundo para manifestar sus reivindicaciones, entre las cuales destacan recursos y tecnologías para reducir sus emisiones.
“Fue la primera vez que fuimos invitados a participar en una cumbre del G-20 y queríamos hacernos escuchar por primera vez”, aseguró Arce en una rueda de prensa que concedió tras participar en la primera de las dos sesiones de la cita, que iniciaron este lunes en Río de Janeiro los jefes de Estado y de Gobierno del G-20.
Según el mandatario boliviano, fue una oportunidad para que los responsables por el 80% del producto interior bruto (PIB) mundial escucharan las expectativas de parte del restante 20 %.
Arce afirmó que Bolivia aprovechó su intervención para, entre otras cosas, solicitar apoyo a los proyectos con los que el país pretende aumentar su producción de energías limpias y reducir las emisiones contaminantes.