El Gobierno de Colombia y el Estado Mayor Central (EMC), principal disidencia de las ya disueltas FARC, constituirán la mesa de diálogo el próximo 8 de octubre en la ciudad de Tibú, en la región del Catatumbo, cuando también va a iniciar un cese el fuego bilateral que se extenderá durante 10 meses.
Así lo confirmaron las delegaciones de ambas partes este martes en una rueda de prensa en Suárez, en el departamento del Cauca, donde estuvieron reunidos desde el domingo para avanzar en la agenda de diálogo y establecer acuerdos como el cese el fuego, que tendrá “una duración de diez meses”, según Camilo González, jefe de la delegación de paz del Gobierno con el EMC.
Este cese al fuego tiene “un carácter trascendental”, es “un salto histórico porque no se había presentado un cese el fuego de estas características y duración en la historia de los diálogos por la paz en Colombia”, agregó González.
“La paz no es solamente firmar un documento, no es solamente llegar a una declaración política o pública, la paz es que se pueda vivir tranquilamente en los territorios donde los efectos de la guerra tienen mayor trascendencia”, agregó, por su parte, el jefe de la delegación del EMC, “Andrey Avendaño”.
Tibú, ubicada en el departamento de Norte de Santander, es una de las zonas más afectadas por el conflicto, con presencia no solo de disidencias de las FARC, sino también del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otros grupos armados y delincuenciales.
Cese bilateral en Colombia
Será un cese al fuego “bilateral, temporal, de carácter temporal y territorial”, especificó González, y se basará en “aplicación de protocolos de protección”, añadió.
“Este proceso está marcado de pueblo, de libertades y presidido de la palabra respeto: respeto a la población civil, a los derechos humanos. No es posible un diálogo político si no se tiene como referencia el Derecho Internacional Humanitario”, en palabras del coordinador de delegados del Gobierno.
Avendaño, por su parte, insistió en que: “No tiene sentido sentarnos a hablar en un acuerdo de paz 10 años y luego decir que después de 10 años no se pudo hacer nada. Aquí las dos delegaciones vamos a hacer todos los esfuerzos para sacarlo adelante y que las comunidades se tomen las banderas de paz con justicia social”.
Un ansiado alto el fuego
El Gobierno y el EMC acordaron un alto el fuego bilateral a principios de año que se debía extender hasta junio pero que no estuvo exento de trabas, de hecho, fue roto de forma parcial en mayo -antes de que se cumplieran los seis meses fijados- en cuatro departamentos, después de que las disidencias asesinaran a cuatro menores indígenas a los que antes habían reclutado.
No fue el único encontronazo que tuvieron ambas partes. La instalación de la mesa de diálogo estaba prevista para mayo, así lo anunció la guerrilla en un macro evento en el que se dio un baño de masas y mostró músculo, pero finalmente se aplazó.
Estos dos anuncios llegan tras meses de expectativa en los que ambas delegaciones insistían en la buena relación y la voluntad de paz que no siempre coincidía con el accionar, especialmente de la guerrilla.
En las últimas semanas, el EMC, comandado por “Iván Mordisco” y que cuenta con unos 3.000 miembros, ha estado bajo fuertes crírticas por el incremento de las acciones ofensivas en departamentos como el Cauca, donde ha atemorizado a comunidades enteras o atacado estaciones de Policía.
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