
A una semana de la conmoción mundial por la muerte de Diego Maradona, la justicia analiza su corazón, entre otros estudios toxicológicos, para determinar si hubo mala praxis y se revelan intimidades de familia en los últimos días del astro deportivo.
En medio de la tristeza social, el estupor y los homenajes que se multiplican por el fallecimiento a los 60 años en su lecho de enfermo, los peritos iniciaron este miércoles estudios de laboratorio para saber si hay responsables de negligencia, imprudencia o impericia en los tratamientos de salud.
De un lado, examinan su corazón, cuyo peso era desde hace 20 años el doble de lo normal: paradójicamente, el mismo que entregó con el alma y en cada actitud de su vida novelesca.
Pero también los exámenes incluyen sangre, orina e hisopados para determinar qué medicamentos y en qué dosis ingería, o si hay rastros de alcohol u otras sustancias en las horas previas a su muerte.
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