
Una nueva masacre en menos de 48 horas, esta vez en un choque armado que dejó 14 presuntos sicarios y un militar muertos en Guerrero, refleja el control del crimen organizado en ciertas regiones de México y pone en duda el actuar de las fuerzas de seguridad.
México se tiñó de nuevo de sangre con un cruento choque armado en Tepochica, una comunidad del sureño estado de Guerrero vecina de la ciudad de Iguala, trágicamente recordada por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en septiembre de 2014.
Los militares atendían una llamada de emergencia y cuando se dirigían al lugar los civiles armados lanzaron la agresión, a la que los soldados respondieron.
Cuestionado en la conferencia matutina desde el Palacio Nacional, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que los militares repelieron un ataque.