
El enviado de la ONU para Siria, Geir Pedersen, demandó ayer el fin de los combates en la provincia de Idlib y subrayó que la lucha contra los grupos terroristas en esa zona debe ser "proporcional".
"Demasiadas personas han sido asesinadas ya y tenemos que ver un fin de la lucha", dijo Pedersen a los periodistas tras reunirse a puerta cerrada con el Consejo de Seguridad.
El máximo órgano de decisión de Naciones Unidas analizó durante más de dos horas la guerra en Siria, marcada por la situación en Idlib, el último bastión rebelde, donde en las últimas semanas se han intensificado los ataques del Gobierno de Damasco y sus aliados.
Sobre el papel, la zona está cubierta por un acuerdo de alto el fuego negociado el pasado septiembre entre Rusia (aliado de Damasco) y Turquía (valedora de la oposición).