
Más de 3.000 rohinyás huyeron a Bangladesh desde que el viernes 25 estalló en Birmania un nuevo brote de violencia que ha causado, al menos, un centenar de muertos y un flujo constante de miembros de esta minoría musulmana hacia territorio bangladesí.
El Gobierno de Dacca se resiste a aceptar nuevos refugiados y las fuerzas de seguridad, desplegadas sobre todo a orillas del río Naf, frontera natural entre Bangladesh y Birmania, han expulsado en los últimos días, al menos, a 511 rohinyás.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) calcula que "más de 3.000" rohinyás podrían haber entrado en Bangladesh desde que el viernes 25 el llamado Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA) lanzó una serie de ataques contra puestos policiales y militares en el estado de Rakáin, en el oeste de Birmania.
"Debido al flujo natural de gente en movimiento, las cifras están cambiando. Muchos de los recién llegados son mujeres y niños, incluidos algunos que no vienen acompañados", dijo a Efe un portavoz del organismo de Naciones Unidas en Bangladesh, Joseph Surjamoni Tripura.
Desde que el viernes 25 empezó la oleada de violencia en Rakáin han muerto cerca de un centenar de personas, en su mayoría miembros de ARSA, que utilizó en sus asaltos cuchillos, machetes, hachas, tirachinas y otras armas caseras.
Por el momento, Acnur recibe a los recién llegados a Bangladesh con sus "propios recursos". En coordinación con el Programa Mundial de Alimentos (PMA), están entregando raciones de comida a los nuevos refugiados, además de información sobre otros servicios disponibles, "incluida asistencia médica", detalló el portavoz.
El granjero Shafiullah, de 40 años, es uno de los que ayer logró adentrarse en Bangladesh junto a su mujer y cinco hijos.
"Intenté entrar ayer con un grupo, pero la BGB nos ahuyentó. Hoy lo logramos tras correr hasta Bangladesh después de escuchar disparos en el lado birmano", explicó a Efe Shafiullah, que llevaba tres días esperando.