Los opositores al Gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro salieron ayer a las calles para rechazar el "golpe de Estado" contra el Parlamento, que controla la oposición, y para que el mandatario socialista "se vaya", en medio del recrudecimiento de la tensión política en la nación caribeña.
Los opositores quedaron bloqueados por las fuerzas de seguridad, y la concentración fue disuelta con gases y perdigones de goma cuando estudiantes chocaron de forma violenta contra el cordón policial para intentar romperlo y continuar su paso. Varios miles de manifestantes se concentraron en la céntrica avenida Libertador, desde donde intentaron marchar en respaldo a la iniciativa de la Cámara de abrir un proceso administrativo contra los magistrados del Supremo que la semana pasada emitieron dos polémicas sentencias contra el Parlamento. En la refriega, los manifestantes arrebataron a los policías algunos escudos protectores y tras mostrarlos como trofeos los destruyeron.
Esta acción generó un despliegue policial aún mayor, con tanquetas y camiones que arrojaban chorros de agua y gases lacrimógenos a los manifestantes, pero los manifestantes se mantuvieron en la primera línea pese a su edad y la violencia que se desató. "No me da miedo, hasta el miedo nos robaron. A los guardias les hemos arrebatado a los estudiantes de las manos", afirmó Coromoto Lucena. Durante la confrontación, un grupo de diputados opositores -así como el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles- fueron rociados con gas pimienta y más tarde abandonaron la concentración.
Los violentos choques dejaron siete funcionarios policiales heridos, según diversas fuentes.
Además, al menos, nueve manifestantes resultaron lesionados, según informó el alcalde del capitalino municipio Chacao, Ramón Muchacho.