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A comienzos de agosto un grupo de hombres armados no identificados secuestró en Kabul a dos profesores que trabajan en el centro.
Diez horas de tiroteo convirtieron la Universidad Americana de Kabul en la madrugada de ayer en un campo de batalla lleno de cristales rotos en el que perecieron 17 personas, entre ellas siete estudiantes y un maestro.
Alrededor de 750 alumnos y profesores de la Universidad Americana de Kabul se encontraban en el recinto académico cuando a última hora de la tarde del miércoles 24 una fuerte explosión rompía los cristales de las aulas en el inicio a un asalto que el presidente del país, Ashraf Gani, calificó de un "cobarde intento de entorpecer el progreso y el desarrollo de Afganistán". Se trata del segundo ataque en menos de un mes contra la Universidad Americana, que ya vio cómo a comienzos de agosto un grupo de hombres armados no identificados secuestraba a dos profesores, uno estadounidense y otro australiano.
"El teléfono de la Policía está ocupado, necesitamos ayuda. Estamos en la habitación 02-01 o 02-03 en el edificio Bayat. Disparan en todas las clases. Somos 20 estudiantes", escribía en el momento del asalto uno de los alumnos en Facebook.
"¿Puede alguien llamar a la Policía? Estamos atrapados (...) Las ventanas están rotas y todos estamos heridos. Recen por nosotros, chicos. ¿Hice algo malo? Quiero a mi familia", añadió poco después Anil Qasemi, quien finalmente lograría salir del recinto. Un atacante suicida había lanzado un vehículo lleno de explosivos contra la barrera de la universidad, lo que abrió el paso para que otros dos insurgentes fuertemente armados penetraran en el recinto, abriendo fuego contra los que hallaban a su paso. "Querían masacrar a los estudiantes", dijo a EFE el jefe de Policía de Kabul, Abdul Rahman Rahimi.
Para evitar la matanza, un grupo de respuesta rápida de las fuerzas especiales de la Policía se presentó en la universidad y, aula por aula, fue evacuando a los estudiantes mientras trataba de neutralizar a los dos atacantes. Entre los agentes se encontraba el comandante Akbar Andarabi, vitoreado como un héroe por algunos estudiantes y las autoridades afganas tras ser abatido por los insurgentes.
"El comandante de las fuerzas especiales Andarabi murió y sacrificó su vida para salvar la de otros", remarcó en un comunicado Mohamed Hanif Atmar, asesor de seguridad nacional del presidente afgano, Ashraf Gani.