Un hombre fue enviado a prisión preventiva bajo la acusación de violar a su sobrina de tan solo 11 años. La vejación sexual se habría consumado en reiteradas oportunidades desde que la víctima tenía 10. Sin embargo, producto de los repetidos ataques sexuales la pequeña quedó embarazada.
La atrocidad de este caso se hace aún más impactante al descubrir que el presunto agresor es nada menos que el tío paterno de la víctima, es decir, el propio hermano del padre biológico de la niña. Este entorno familiar, supuestamente de confianza y protección, se convierte en el escenario donde se gesta un horror inimaginable.
Para agravar aún más esta tragedia, la niña quedó recientemente huérfana, sumergiéndola en una vulnerabilidad aún más profunda. En ese contexto desgarrador, el tío, quien frecuentaba la casa familiar en la comunidad de Tecoya, municipio de Betanzos, no lo hacía con la intención de brindar consuelo o protección a su sobrina, sino para perpetrar los abusos sexuales.
La confianza y la cercanía que deberían haber sido un refugio para la niña se convirtieron en su tormento. La tragedia se profundiza aún más cuando se revela que la pequeña, con apenas 11 años de edad, está embarazada, y ya ha alcanzado las 23 semanas de gestación.
La noticia ha sacudido hasta lo más profundo a la familia, miembros de una comunidad evangélica. Ese impacto llega como un golpe devastador para una familia que ha confiado en su fe para guiarlos a través de los desafíos de la vida, pero ahora se enfrenta a una situación que desafía todas sus creencias y valores más arraigados.
Este avanzado estado de embarazo no solo representa un peligro extremo para su salud física y mental de la niña. En lugar de encontrar protección y consuelo en su tío, la niña se encuentra enfrentando una tremenda crisis emocional.
La niña se vio obligada a abandonar la escuela donde solía estudiar. La abultada protuberancia en su abdomen y las pecas en la cara la destacaban entre sus compañeras por su visible embarazo.