Mercedes Gaby Vallejo Canedo ha muerto. Con su partida, se termina la generaciòn de grandes mujeres de la literatura boliviana que inauguró la mismísima Adela Zamudio, cochabambina como ella. El velorio de sus restos mortales comenzó recién este domingo en la casa de funerales La Capilla, cerca de la ciclovía de su ciudad natal
Vallejo se consagró como escritora al ganar el Premio de Novela Erich Guttentag con la novela "Hijo de opa", que fue adaptada al formato de película con el título de "Los hermanos Cartagena". Eso la convirtió en la literata más difundida del país.
La obra fue traducida al inglés y alcanzó su séptima edición, presentada en septiembre del año pasado en el Palacio Portales. En esa ocasión ella ya no pudo estar presente, precisamente por razones de salud. La representó su hija, Grissel Bolívar Canedo.
Además de su vasta obra literaria, Vallejo destacó como maestra cuya labor no se limitó a las aulas. Fundó la biblioteca para niños Thuruchapitas que ganó el premio Mundial a la Promoción de Lectura en Bolonia, Italia, el año 2003, y el premio Latinoamericano "Hormiguita Viajera”, en Buenos Aires, en 2019.
Su pérdida también afecta a Potosí por cuanto la escritora llegó a conocer la obra de Amalia Villa de la Tapia y se impresionó con ella. Amalia fue la primera aviadora de Sudamérica pero, pese al apoyo que tuvo en su natal Potosí en vida, ya había sido olvidada. Gaby la rescató a través de una novela, "Amalia, tras es el espejo del tiempo", y luego inició una campaña para rescatar su memoria, con escaso éxito.
Desde su extenso palmarés, Gaby Vallejo planteó por lo menos poner una placa en la casa de Amalia en Potosí, pero la Alcaldía ignoró el pedido. Lo mismo hizo la Gobernación cuando este diario propuso que el aeropuerto internacional, que todavía se construye, lleve el nombre de la aviadora.
Vallejo, la última gigante de la literatura boliviana, ganó casi todos los premios literarios en vida, pero no pudo vencer a la indolencia de las autoridades potosinas. Es de esperar que su muerte logre conmover sus conciencias.