
La sintomatología del coronavirus consta, también, de síntomas musculares. No obstante, no solo pacientes con covid-19 padecen estas molestias musculares; se acentuaron en la población en general debido a la preocupación que ocasiona la pandemia, sobrecarga de actividades, el encierro de la cuarentena y cambios en la rutina. Aquellos con exceso de trabajo, o falta de trabajo, presentaron mayor estrés.
Especialistas diagnosticaron tensión o contractura muscular, herpes zóster, covid-19, resfrío y neumonía con síntomas musculares como el dolor de espalda.
Se conoce que el resfrío común también se compara por ciertos síntomas con el covid-19 y ambos se incrementaron en relación al invierno. Este antecedente es confirmado por la neumóloga Lilian Andrea Argandoña, quien trabaja en el Hospital Santa Bárbara de Sucre, luchando contra los síntomas de covid-19 en pacientes internados, y, al mismo tiempo, recibió gran cantidad de consultas por llamada y plataformas como Whatsapp de forma gratuita. “En invierno abundan en el ambiente virus, bacterias que son favorecidos por el invierno y el estado inmunodeprimido de las personas”, argumentó. Lamentó que el repunte de los casos de neumonía también guardan relación y se caracterizan por tos, con o sin flema; alzas térmicas, malestar en general, falta de apetito y falta de ganas de realizar actividades cotidianas.
Entre los síntomas más frecuentes que observó la experta desde el mes de abril están dolor de cabeza, contractura muscular y trastornos del sueño.
En cambio, “los síntomas musculares o tensiones son dolor de cabeza, a lo que nosotros médicamente llamamos cefalea, y dolor de espalda como punzadas”, aclaró.
Argandoña atribuye el aumento de estos malestares al cuadro que está viviendo todo el mundo. “Otro factor importante es el mismo hecho de encontrarse encerrado en casa… también es un factor agravante de estos síntomas escuchar tanta información sobre la pandemia y hace pensar a todos que se contagiaron e inmediatamente buscan ayuda”, explicó. Asimismo analizó que los que viven del día fueron probablemente afectados en gran parte debido a no tener ingresos económicos y que “los casos de neumonía están aumentando”.
LOS MÁS PERJUDICADOS
Como neumóloga estuvo tratando una serie de casos de coronavirus. “Bastante influye en pacientes con covid la tensión muscular... El simple hecho de ser positivos crea en ellos un estado ansioso depresivo y, subsecuentemente, síntomas musculares. En mi experiencia profesional me tocaron bastantes pacientes”, aseveró.
Para tratar precisamente la tensión muscular es necesario el trabajo conjunto con profesionales de salud como un fisioterapeuta y un psicólogo. En caso de coronavirus, el tratamiento es el mismo; solo se deberá aplicar las medidas de bioseguridad correspondientes.
Lo mismo sucede con el estrés. "La tensión muscular es el desencadenante para que una persona sufra estrés. Esto se produce por una sobrecarga en un grupo muscular, habitualmente cuello y espalda baja", explicó Álvaro Fuertes Álvarez, kinesiólogo fisioterapeuta del Club Real Potosí y el equipo de básquet del Colegio Pichincha. Al mismo tiempo, con respecto a la contractura muscular, la describe como un movimiento involuntario del músculo, ya sea permanente o de forma duradera que tiene como una de sus causas también el estrés.
Aunque las pacientes de Fuertes con tensión muscular en su mayoría son mujeres casadas de 20 a 50 años, las jóvenes menores de 20 años no escapan de este síntoma por mirar el celular con el cuello muy agachado durante demasiado tiempo. Según su profesión, la mayor parte de sus pacientes son cajeros de bancos y oficinistas pues la mala postura que ellos adoptan, las sillas que no son ergonómicas, las muchas horas que andan sentados, sumadas a las medidas de una cuarentena y ligar con personas hace que sea un factor.
Recomendó a quienes tienen este problema un reposo relativo, acompañado de un tratamiento con relajantes musculares, analgésicos, antiinflamatorios, masaje terapéutico manual y aplicación de calor superficial, elongación del músculo afectado. También se utiliza aparatos de fisioterapia para aliviar el dolor como ondas de choque, tens, ultrasonido, radiofrecuencia. Entre los hábitos se encuentran no dormir con la almohada muy alta, mejorar la postura al sentarse, realizar deporte y hacer actividad física, no realizar movimientos bruscos y repetitivos.
Trabajando en las emociones, el psicólogo, docente y director del Centro de Desarrollo Personal, Carlos Pereira, tuvo más porcentaje de pacientes con tensión muscular por estrés que son varones casados o convivientes de 30 a 50 años, profesionales y personas relacionadas con una mayor interacción humana, puesto que estas actividades conllevan una alta probabilidad de generar el síndrome de burnout o síndrome de desgaste emocional, en relación al género. Una gran mayoría corresponde a varones que además desarrollaron problemas gástricos; los dolores de cabeza se presentan más en mujeres.
“Desde un punto de vista psicológico, cualquier cambio ocasiona implícitamente una reprogramación actitudinal y comportamental. El cómo asumamos este cambio influirá en un menor o mayor grado de estrés. No se trata de resistir; se trata de aceptar y adaptarse a esta nueva contingencia. Cuanto menos tiempo nos tome adaptarnos, menor el desgaste de nuestros recursos internos, menor ansiedad y menores episodios de crisis asociados al dolor de cabeza”, coincidió con Argandoña y Fuertes; sin embargo cree que por prevención, principalmente, se debe tener disciplina a la hora de realizar las tareas propuestas, alimentación y nutrición adecuada, hábitos de sueño coherentes al tiempo requerido por la edad, ejercicio físico y mental, el respeto a la intimidad y espacio del otro.
Pereira se basó en varias investigaciones para corroborar la relación del estrés con la respuesta del sistema inmunológico y cómo puede conducir a la muerte. Por tanto, “si contamos con un sistema inmunológico lábil crece el riesgo de un desenlace fatal, por esta razón es vital el acompañamiento de un profesional psicólogo en pacientes con enfermedades inmunodepresivas y, obviamente, no solo en los pacientes sino en su familia”, resaltó.
En el Centro de Desarrollo Personal, durante la cuarentena, atendieron un promedio de cuatro llamadas por día, sumando a la fecha aproximadamente el centenar de llamadas. En dichas llamadas se pudo identificar síntomas asociados a la tensión muscular por estrés como dolor de cabeza, ansiedad, cambios en las conductas volitivas en algunos casos, incluso calambres nocturnos, sobre todo en tobillos y muslos.
Pero el ámbito psicológico es sin lugar un elemento clave que explica la tensión muscular producida por el coronavirus. “Dependiendo de la forma en la que se devuelve el posible diagnóstico, la persona podrá asumir esta posibilidad con fortaleza o como una noticia que va a desestructurar su vida. Es por este motivo la insistencia de que un profesional psicólogo, previa valoración, pueda identificar factores de riesgo asociados como los episodios de tensión muscular se podrá implementar la mejor manera e incluso técnica para la devolución de la sospecha de un diagnóstico de covid-19”.
En ese plan, mientras antes se vea a un especialista mejor. Una vez confirmada la sospecha, se podrá de la misma manera implementar una red de soporte que permita reelaborar su actual situación, “si logramos realizar de manera pertinente la intervención en crisis podremos prevenir mayores consecuencias en el paciente y por tanto disminuir el daño colateral”, advirtió.
Finalmente el herpes zóster es otro virus que, entre otras causas, se genera por el estrés y la preocupación que se multiplicaron por la cuarentena.
Víctor, diagnosticado con herpes zóster de 25 años, relató que sus molestias comenzaron con un escozor como alergia. En el hospital solo le informaron que podían ser los riñones y le dieron unos calmantes. “Solo me calmaron solo ese día y el dolor volvió intensamente, hasta que llegué a emergencias, me revisaron ya más rigurosamente y me confirmaron que tenía herpes zóster y mis defensas estuvieron muy bajas, al colmo que atacó a mis nervios a tal punto que era una herida que se manifestaba desde adentro hacia afuera produciendo como ronchas, similares a la varicela, las cuales dañaban duramente a los nervios”. La doctora de medicina general Milenka Rossel Guzmán, de la Caja Nacional de Salud de La Paz, le recetó pastillas e inyecciones, logrando así aliviar poco a poco el dolor de espalda. “Parecía como si mi espalda se estuviera partiendo en dos”, confesó el paciente.
En definitiva, el factor común para los síntomas musculares en general es el estado de ánimo. Peor aún sería un cuadro depresivo, según Pereira, altera el sistema inmunológico. Nada conveniente en estos tiempos, cuando todos debemos ser fuertes.
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