Entre acuerdos y desacuerdos, los futbolistas y dirigentes marchan 90 días sin fútbol en el país, todavía sin una fecha para el regreso por el incremento de los casos de Covid-19, que ha llegado a infectar a 17 mil personas aproximadamente y amenaza con tocar la línea de 600 fallecidos.
El primer conflicto llegó en abril cuando el Comité Ejecutivo de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) y los clubes acordaron la reducción del 50 por ciento para el mes de marzo, 25 por ciento para abril y mayo, provocando el rechazo de los jugadores.
La Conmebol y la FIFA enviaron dinero a la FBF para que haga la distribución. Cada plantel profesional recibió 72 mil dólares para encarar marzo, abril y mayo, mientras 15 mil dólares llegaron a cada asociación y 260.871 dólares fueron destinados a los gastos operativos federativos. Antes de esta designación, hubo discrepancias sobre por porcentajes.
Hasta hora, dos equipos siguen esperando el pago de estos tres meses: Real Santa Cruz y Royal Pari, cuyos jugadores se resisten a recibir sólo los 50 por marzo, porque ese mes trabajaron dentro del cronograma aprobado a principio de gestión.
Los demás elencos cerraron los acuerdos alrededor de la propuesta inicial, aunque con condiciones como recibir los descuentos en caso de clasificarse a la Copa Libertadores. Los directores técnicos, por su lado, llegaron a sus convenios, cada uno de manera particular.
Los árbitros pidieron un préstamo de 40 mil bolivianos a la FBF, sin encontrar una respuesta. Entre tanto, el Ministerio de Deportes pagó la deuda de 132 mil bolivianos a los jueces que dirigieron en la Copa Bolivia Sub-18.
El fútbol ingresó en estado de emergencia nacional, pero la mayoría de los dirigentes observaron que no hubo el desprendimiento del descuento en los sueldos de los administrativos de la FBF. De la misma manera hubo cuestionamiento sobre si el entrenador de la Selección Nacional, César Farías, había accedido a una rebaja.
En el área deportiva, no hay fecha para el retorno, ni bajo qué modalidad se reanudará o si continuará el Apertura o se jugará el Clausura. Esa incertidumbre ha provocado que el entrenador Miguel Portugal regrese a España y dejó a Royal Pari sin cuerpo técnico.
También hubo jugadores que tomaron el rumbo de la recisión como ocurrió con John Jairo Mosquera (Royal Pari) o los exorientistas Juan Gutiérrez, Oscar Salinas y Jaime Carreño o Emiliano Vecchio con Bolívar y Marcos Torsiglieri con Wilstermann. En contrapartida, Bolívar contrató a Luis Haquín, cedido a préstamo por el Puebla FC por un año.
Hay presión de la Conmebol por reanudar la Libertadores en este segundo semestre, torneo en el cual están involucrados Bolívar y Wilstermann. En ese mismo sentido, la FIFA quiere arrancar en septiembre u octubre las clasificatorias mundialistas Qatar 2022.
Estas entidades elaboraron protocolos de bioseguridad para el retorno a la actividad, ese documento ya está a disposición de los actores del fútbol boliviano para su aplicación una vez que el Gobierno autorice la vuelta a los escenarios.
La reciente chispa saltó por la oferta del presidente de Bolívar, Marcelo Claure, de adjudicarse, como consorcio de clubes, los derechos televisivos por 100 millones de dólares por diez años anulando la licitación, yendo en contra de la corriente de César Salinas, titular de la FBF.
Con estos tres meses superados, el fútbol boliviano sigue en incertidumbre hacia lo que sucederá en julio, cuando junio transcurre sin dar una claridad sobre los siguientes pasos.
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