Un pase mágico de Denis Suárez para el gol de Santi Mina a cuatro minutos del final tiró por tierra la remontada del Real Madrid, de nuevo con la fragilidad defensiva que le costó la eliminación de la Copa del Rey, y dio un punto de oxígeno (2-2) a un Celta que sale del descenso.
Entendió Zinedine Zidane que el escenario era el adecuado para el regreso de Eden Hazard. La realidad es que a estas alturas de temporada, cuando un equipo se juega tanto como el Celta, no hay partido asequible. Un gol tempranero y otro final cambiaron de golpe el guión.
La seguridad defensiva que marca el caminar liguero madridista saltó por los aires a los siete minutos. Defensa escalonada y sin tensión. Ramos salió a por Aspas, que inventó un pase preciso. Varane, lento ante Smolov, que demostró que es matador. Definición ajustada a un palo y sorpresa en un "Bernabéu" que recordó de golpe el duelo copero ante la Real Sociedad.
El Celta se encerró con su botín esperando enganchar alguna contra peligrosa. Encontraba sentido cuando el balón le caía a Aspas y se asociaba con Rafinha, pero el esférico le quemaba. La falta de acierto madridista en los últimos metros le permitió irse mandando al descanso.