El próximo 6 de enero, la etapa inaugural de la cuadragésima edición del Dakar citará en Lima a los 343 vehículos inscritos en la legendaria prueba. Desde ahí partirán en busca de la meta, fijada el día 20 en Córdoba (Argentina), previo paso por algunos de los parajes más sorprendentes de Perú y Bolivia.
Los casi 9.000 kilómetros, repartidos en 14 etapas, resumen la dificultad de la aventura que afrontarán más de tres centenares de pilotos, de 54 nacionalidades distintas. Solo once de ellos, sin embargo, son mujeres. Esa cifra ejemplifica el difícil acceso de ellas a las pruebas de motor.
La barrera de la igualdad está por derribarse en el Dakar. También en los Campeonatos del Mundo de Fórmula Uno y MotoGP. Ninguna mujer aparece en sus parrillas, como tampoco en el “Mundial de Rallys”, aunque son varias las que reclaman con grandes resultados un número creciente de oportunidades.
La colombiana Tatiana Calderón, pilota de desarrollo de la escudería Sauber de Fórmula Uno, brilló con su aparición en el podio en la última prueba de las World Series Fórmula V8 3.5, en Baréin.
2017 es igualmente un año especial en el currículum de Ana Carrasco.
El pasado 17 de septiembre, la española se convirtió en la primera mujer en ganar una carrera de motociclismo de velocidad de un campeonato mundial con su victoria en Portimao (Portugal), en la categoría de Supersport 300.
Con mayor regularidad se suceden los hitos de su compatriota Laia Sanz, conocida en Sudamérica como "la Reina del Dakar".
La barcelonesa fue novena en la clasificación general en 2015. Ese es el mejor resultado de una mujer en la modalidad de motos. Le supera la alemana Jutta Kleinschmidt, campeona en coches en 2001, cuando el Dakar se celebraba en el continente africano.