
Un partido solvente del Atlético de Madrid, los goles del francés Antoine Griezmann, también asistente, del uruguayo Diego Godín y Koke Resurrección sometieron al Sevilla, doblegado sin matices, apretado ya en el tercer puesto y alejado, probablemente ya definitivamente, de la pelea por el título de Liga.
Atlético fue mejor por ambición, por ocasiones, por juego, por intención y por convicción que el conjunto andaluz, que se marchó del Vicente Calderón con un gol anecdótico en el tramo final, de Correa, con todo ya decidido, con sólo dos puntos de ventaja sobre los rojiblancos y con la diferencia particular, además, perdida.
El inicio del Atlético fue potente. Lo tenía claro el equipo madrileño y lo intuía el Sevilla. Por eso, el primero propuso una velocidad trepidante en cada ataque, en cada presión, en cada transición, dispuesto para encerrar a su adversario.