
El Viernes Santo de 1825 fue el 1 de abril y, ese día, se produjo la batalla entre las fuerzas del mariscal de campo Pedro Antonio de Olañeta y el Batallón Cazadores de Chichas, que estaba comandando por el coronel Carlos Medinaceli Lizarazu. En esa acción de armas, Olañeta recibió un disparo que le causó la muerte apenas unas horas después así que ese hecho selló la independencia del alto Perú, hoy Bolivia.
Durante años, muchos historiadores manejaron el dato de que la Batalla de Tumusla ocurrió el Jueves Santo de 1825, pero ya se ha determinado que eso se debió a una referencia errada que el libertador Francis Burdett O’Connor incluyó en sus memorias, publicadas por primera vez en 1895. En ese libro, O’Connor escribió que “recibí un parte del Teniente Coronel Medinaceli, en el que me comunicaba que el 1° de Abril, día de Jueves Santo, dos días antes de recibir yo aquel parte, había muerto el General Olañeta en Tumusla”.
Los “Recuerdos…” de 0’Connor fueron un éxito editorial, así que se reeditaron en 1915. De esa manera, el libro se hizo famoso y se convirtió en fuente para muchos historiadores. Incluso los descendientes de José de Canterac usaron el dato errado. Creyendo que esa era la fecha correcta, el falsificador de los 14 documentos apócrifos la incluyó en dos de ellos, la arenga del 1 de abril, presuntamente firmada en Tumusla misma, y la nómina de jefes y oficiales fechada el 18 de abril, poniéndose así en evidencia.
Si se revisa el calendario de 1825, se encontrará que el 1 de abril cayó en viernes. Además, publicaciones anteriores a la de O’Connor señalan que fue Viernes Santo. Es el caso de las “Memorias para la historia de Bolivia” publicadas en 1848 por Manuel Sánchez de Velasco que dicen que ”el General Olañeta llegó al río con el batallón del Coronel Valdés, y halló a la banda opuesta el otro batallón que le impedía el paso: trabóse la pelea entre ambos batallones el Viernes Santo a la tarde y una bala hirió al General Olañeta por un costado, y le causó la muerte aquella noche”.
Francis Burdett O’Connor utilizaba el título de Libertador porque realmente lo tenía. Al igual que León Galindo, formó parte de la Orden de los Libertadores, por nombramiento expreso. Ambos fueron los libertadores que se quedaron a vivir en Bolivia.
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