A despecho de publicaciones que afirman que Jesús no existió, muchas de ellas con intenciones incluso políticas, la mayoría de los historiadores coincide en afirmar que este es un personaje histórico; es decir, que tuvo existencia real ya que aparece mencionado en varias fuentes del pasado cuya credibilidad es aceptada.
Para ponerlo claro: Jesús existió y en esta nota mencionaré por lo menos dos de las fuentes más conocidas sobre él:
Flavio Josefo (c. 37-100). Autor de las “Antigüedades judías”, escribió en el parágrafo 197 del libro XX de esa obra que “el Sumo Sacerdote Ananías juzga ilegalmente y condena a muerte a Santiago, hermano de Cristo Jesús” y más adelante detalla que “Anán, dado su carácter, cómo creyó disponer dé una ocasión pintiparada por haber muerto Festo y encontrarse Albino todavía en camino, instituyó un consejo de jueces, y tras presentar ante él al hermano del llamado Jesucristo, de nombre Santiago, y a algunos otros, presentó contra ellos la falsa acusación de que habían transgredido la ley y, así, los entregó a la plebe para que fueran lapidados”.
Para entender el parentesco entre Jesús y su apóstol Santiago hay que apuntar que este se llamaba Jacobo y era uno de los hijos del primer matrimonio de José, el carpintero. Del latín Saint Iacobus, o San Jacobo, viene Santiago.
Tácito (c. 56-120). Es uno de los autores que describe el gran incendio de Roma atribuido al emperador Nerón.
En el parágrafo 44 del libro XV escribió lo que sigue: “Sed non ope humana, non largitionibus principis aut deum placamentis decedebat infamia, quin iussum incendium crederetur. ergo abolendo rumori Nero subdidit reos et quaesitissimis poenis adfecit, quos per flagitia invisos vulgus Chrestianos appellabat. auctor nominis eius Christus Tibero imperitante per procuratorem Pontium Pilatum supplicio adfectus erat” (“Mas ni con los remedios humanos ni con las larguezas del príncipe o con los cultos expiatorios perdía fuerza la creencia infamante de que el incendio había sido ordenado. En consecuencia, para acabar con los rumores, Nerón presentó como culpables y sometió a los más rebuscados tormentos a los que el vulgo llamaba cristianos, aborrecidos por sus ignominias. Aquel de quien tomaban nombre, Cristo, había sido ejecutado en el reinado de Tiberio por el procurador Poncio Pilato”).
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