Los cumpleaños son celebrados una vez al año. Su carácter anual los vuelve casi rutinarios. Un día celebramos el de un hermano, otro el de un amigo… hasta que nos toca celebrar el nuestro. Algo similar pasa con las fechas de aniversario: tenemos el Día del Padre, Día del Mar, Día del Niño, Día de la Madre, Día del Maestro…
Debido a que la repetición se hace más distanciada, los quinquenios tienen más valor que las conmemoraciones anuales. En ese sentido, son más valiosas las décadas y luego vienen las celebraciones que toman prestado el nombre de metales o piedras preciosas y están vinculados particularmente a los matrimonios: bodas de plata, de oro… de diamante.
Entre 1935 y 2020 han transcurrido 85 años; es decir, más allá de las bodas de diamante, si tuviéramos que parangonar una efeméride con los matrimonios, y eso representa ocho décadas y un quinquenio. Sería suficiente motivo para celebrar, pero el aniversario de hoy merece, realmente, una fiesta: el fin de una guerra.
El 14 de junio de 1935 cesaban las hostilidades en el chaco, territorio de disputa y muerte entre Bolivia y Paraguay. El protocolo de paz y armisticio se había firmado dos días antes en Buenos Aires por el canciller boliviano Tomás Elío y el paraguayo Luis Riart, pero los combates seguían. Entonces, el mundo no estaba tan comunicado como ahora y las noticias tardaban. Ya había radio, pero el medio de comunicación con el chaco era el telégrafo.
Fue en la fecha señalada que los oficiales de los ejércitos beligerantes emitieron e hicieron circular el radiograma que instruía el cese de hostilidades y fuego. Por esa razón, Paraguay celebra el 12 de junio y Bolivia el 14. Son, por lo tanto, tres días para recordar que nos arrojamos a una guerra absurda y fratricida y que los abrazos que nos dimos después nos recordaron que somos hermanos y que nunca más debemos enfrentarnos.
En el pasado, Bolivia y Paraguay formaron parte de la misma unidad político-administrativa, el Virreinato del Río de la Plata. Por ello, los habitantes de ambos territorios se consideraban parte de un mismo país. Un ejemplo válido particularmente para Potosí fue Pedro Vicente Cañete y Domínguez, asesor principal del gobernador Francisco de Paula Sanz y autor de la Guía Histórica, Geográfica, Física, Política, Civil y Legal del Gobierno e Intendencia de la Provincia de Potosí que se ha convertido en una de las tres crónicas principales de nuestro pasado colonial.
Fuimos hermanos y la guerra nos recordó que nunca dejamos de serlo. Al considerar que este es un aniversario importante —¡85 años!—, El Potosí y la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP) le presentan el tercer y cuarto artículo del primer tomo de estos temas coleccionables, ambos referidos a estas fechas.
El primer artículo corresponde al joven investigador Álvaro Montoya Ortega, que es socio de número de la SIHP, mientras que el segundo es del coronel Roger Centeno Sánchez, oficial del ejército boliviano que ahora está en el servicio pasivo y es miembro de número de la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz.
Ese material está disponible, descargable, totalmente gratuito. Le ofrecemos, además, un video sobre el cese de hostilidades preparado por la SIHP.
Para mayor comodidad, le offrecemos la misma publicación en formato revista:
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Señor Lector, este es solo un reporte. La información completa está en la edición impresa de El Potosí.