Ahora hay salteñas de todo tipo, tamaño, sabor y color. Es el resultado de las innovaciones gastronómicas, generalmente atribuibles a los chefs, pero que no ayudan en el mantenimiento de la tradición, se coincidió ayer en los concursos de salteñas, tucumanas, helados, thayas y tocinillos realizados en un soleado domingo en la avenida Tinkuy.
Las innovaciones o novedades fueron advertidas especialmente en los helados pues fue posible encontrar inimaginables variedades de estos, así como poco usuales mezclas que, sin embargo, resultaban deliciosas. Fue el caso, por ejemplo, de los helados que ahora se ofrecen en combinaciones con bebidas como cerveza y vino que producen agradables resultados.
Pero las novedades se presentan generalmente en la heladería automatizada, la que prescinde de la elaboración manual, y ahí viene el problema. Eso fue lo que hizo discutir ayer a los miembros del jurado que, esta vez, estuvo integrado por chefs, o gastrónomos, e investigadores. Finalmente, se impuso la tradición y los ganadores salieron de entre los elaboradores de helados artesanales.
La elección de ganadores del concurso de salteñas fue más sencilla pero más por los errores de los expositores que por los méritos, que sí hubo, de los que ocuparon los primeros lugares. Lo que observó el jurado es que la mayoría de las salteñas ofrecidas en los stands eran secas, sin jugo, y eso va en contra de la característica que tiene esa empanada potosina que es esencialmente caldosa. El jurado explicó que la salteña potosina, aquella que surgió en la Villa Imperial del siglo XVII, tenía jugo y era elaborada con ají así que esas son sus características.