En primer lugar, debemos entender que un proyecto sostenible de acuerdo a la página proyectos sostenible se define como… un conjunto de acciones debidamente planificadas, que actúan con respecto y armonía sobre el medio social y natural con el objetivo de lograr mejoras permanentes en la calidad de vida de una población. Los proyectos sostenibles pueden basar sus acciones en el medio socio natural.
Tras esta definición, es significativo concebir la sostenibilidad de un proyecto y para ese marco el profesor español Karlos Pérez de Armiño (2013) indicó que… la sostenibilidad de un proyecto de cooperación para el desarrollo constituye un criterio esencial para evaluar su calidad. Sólo aquellos proyectos que introduzcan cambios equitativos y aborden de forma duradera las causas de la vulnerabilidad estructural contribuirán a generar sistemas de sustento sostenibles y un desarrollo humano también sostenible.
Para lograr lo indicado es preciso que las instituciones públicas, la comunidad o las familias destinatarias se impliquen y asuman la responsabilidad en el mantenimiento o gestión de las infraestructuras y bienes creados por la ayuda (que los bosques sean conservados, los sistemas de irrigación mantenidos y las carreteras reparadas).
A partir de esa visión, hay que indicar que puede haber intereses personales o grupales para que no se realicen los alcances sostenibles de un proyecto y, en este sentido, es insoslayable por parte del grupo de profesionales que lleva adelante una agenda de iniciativas realizar un esfuerzo que revierta esta situación en el sentido de explorar y plantear a la comunidad que los cambios que se proponen les serán provechosos y permanentes, aunque para lograr estas condiciones se hace imprescindible la cooperación entre las partes dado que en este ámbito esta inserta una acertada y vital comprensión de las interacciones y cambios sociales intracomunitarios.
Afín de complementar la idea anterior, Eade y Williams (1995) acertadamente expresaron que...Las intervenciones sostenibles deben partir de la negociación entre los diferentes intereses en la comunidad, así como de un compromiso entre lo que es deseable y lo que es posible en la práctica, habida cuenta del contexto político y de los recursos disponibles.
Al respecto, al planificar operativas de injerencias que pretenden tener el sello de ser sostenibles es preciso a la vez concebir los márgenes que se pretenden aplicar a las estructuras sociopolíticas y socioeconómicas y, a la par, estar en antecedentes de si se dispone o no de suficientes recursos (p/e naturales, tecnológicos, financieros y humanos).
Por otra parte, la sostenibilidad, conjuntamente consigna que las intrusiones en el territorio no causen deterioros ambientales que podrían inducir aquellas iniciativas que no son sostenibles, las cuales, con su puesta en escena y ejecución en una realidad concreta alteran la calidad del ecosistema y finalmente menoscaban en extremo la situación de los destinatarios directos o indirectos. Por lo mismo, es válido referenciar lo que explicita Pérez de Armiño al decir que…para garantizar la sostenibilidad de los proyectos hay que asegurarse de que los encargados de su mantenimiento (gobierno, comunidad, individuos) disponen de: a) la capacidad técnica y de gestión necesaria para mantener las actividades o bienes generados por el proyecto; y b) los recursos suficientes para financiar los costes corrientes (salarios de personal, gastos de reparaciones) que generará dicho mantenimiento a medio y largo plazo, aspecto frecuentemente olvidado por la ayuda internacional.
Otro aspecto que se debe sopesar, es el nivel de sostenibilidad del proyecto que en si esta ligado al plantearse si la acción a desarrollar había sido ya emprendida por la comunidad y, en este sentido, al concebir que la ayuda ya sea en conocimientos, implementación de equipamiento o apoyo financiero estimula favorablemente la actividad ya iniciada por el grupo, pero si la opinión generalizada es que la iniciativa a desarrollar no tendrá irradiaciones favorables, la sostenibilidad futura del proyecto será adversa.
El referente anterior, indudablemente es el primer eslabón dentro de la gestión de proyectos porque si no se concibe un acertado diagnóstico territorial en que de no efectuar respectivamente una observación acuciosa y considerar el pensar social se provocará una confusión y gasto de recursos en iniciativas ya ejecutadas o en desarrollo y, por lo mismo, las buenas intenciones mas que serlo no aportarán en nada al desarrollo del área considerada y promoverá de llevarse a efecto un malestar o indiferencia social que suele ser lo que ocurre cuando se impone un criterio centralista que no entiende el deseo y las aspiraciones locales de los habitantes.