“Una disculpa pública creo que me merezco, igual para mi familia para que estén tranquilos”. Eso pidió ayer la joven Jhoselin Katya Quisbert, de 23 años de edad, quien fue la primera detenida por el caso Bellott Cañisaire pero después se evidenció que no tenía vínculos con el crimen.
La muchacha, residente en Oruro, fue liberada de culpa en el proceso penal que la Fiscalía llevaba en su contra, por trata y tráfico. Ayer se hizo su audiencia en La Paz, donde se confirmó su sobreseimiento.
La joven fue detenida porque en un teléfono celular registrado a su nombre se activó un SIM Card con el numero de Jesús Cañisaire. La Fiscalía la acusó y el 12 de enero la justicia le impuso detención domiciliaria, medida que quedó sin efecto ayer jueves.
La joven explicó en su descargo que el celular le fue robado a su prima en una discoteca de La Paz y que no se reportó la sustracción. Ella aseguró que registró el teléfono a su nombre porque su prima vive en España y solo estaba de visita en Bolivia.