
El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo el viernes que "más de 600.000" personas podrían morir a causa del coronavirus en su país, el mas afectado del planeta por la pandemia, mientras las naciones más pobres se aseguran poder acceder a vacunas a menor costo.
“El virus está aumentando. Tenemos 400.000 muertos y se espera que lleguen a más de 600.000”, dijo Biden en una conferencia de prensa, dando su estimación más alta hasta el momento de la eventual cifra de muertos por el brote en Estados Unidos.
Su flamante administración también impulsó las ayudas a las familias para comprar alimentos ante el creciente número de niños estadounidenses que pasan hambre al no poder recibir alimentación en las escuelas, ahora cerradas debido al covid-19.
“El pueblo estadounidense no puede darse el lujo de esperar”, dijo Brian Deese, integrante del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, y agregó que mucha gente “pende de un hilo”.
Mientras tanto, varios estados se enfrentan a problemas de distribución de vacunas: Nueva York anunció que su suministro de inyecciones se acabaría el viernes.
En todo el mundo se registran nuevas señales de la profundidad del daño infligido a la economía por la pandemia.
El indicador PMI muestra que Europa se encamina hacia una nueva recesión, mientras América Latina sufre la caída más pronunciada de sus exportaciones desde la crisis financiera mundial, hace más de una década.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó a su vez este viernes que es demasiado pronto para sacar conclusiones sobre si el covid-19 se originó en China.
“Claramente es demasiado pronto para llegar a una conclusión sobre el lugar donde nació este virus, ya sea en China o fuera de China”, declaró en Ginebra el director encargado de emergencias sanitarias de la organización, Michael Ryan.
Un equipo de expertos de la OMS llegó el 14 de enero a Wuhan para investigar los orígenes del nuevo coronavirus, cuyos primeros casos se detectaron a finales de 2019 en esta ciudad del centro de China.
Rebelión húngara
A medida que las campañas de vacunación ganan ritmo en todo el mundo, Hungría anunció que se separa de la estrategia coordinada de la Unión Europea y que comprará dos millones de dosis de la vacuna rusa Sputnik V.
“No importa si el gato es negro o blanco, siempre que atrape al ratón”, dijo el primer ministro húngaro Viktor Orban sobre las diferentes vacunas, a pesar de la cautela de algunos expertos sobre el hecho de que Sputnik V se lanzó antes de ser sometida a pruebas clínicas a gran escala.
Mientras tanto, Brasil debía recibir dos millones de dosis de vacunas desarrolladas por la empresa farmacéutica británica AstraZeneca y la Universidad de Oxford.
La Organización Mundial de la Salud ha advertido repetidamente que los países más ricos acaparan la vacuna.
Sin embargo, hubo buenas noticias el viernes para las naciones más pobres, ya que la OMS y el gigante farmacéutico Pfizer anunciaron un acuerdo para poner a su disposición hasta 40 millones de primeras dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech a través del mecanismo Covax.
“Solo podremos poner fin a la pandemia si acabamos con ella en todas partes”, dijo el jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Un acuerdo separado, negociado por agencias internacionales que trabajan con la OMS, proporcionará a los países en desarrollo decenas de millones de pruebas rápidas de antígenos a la mitad del precio habitual de 5 dólares.
En Gran Bretaña, los imanes utilizan sus oraciones de los viernes para tranquilizar a los fieles y afirmar que las vacunas contra el coronavirus son seguras, usando su influencia en las comunidades musulmanas para apoyar la campaña de inmunización.
“La vacilación, la ansiedad (y) la preocupación es impulsada por información errónea, teorías de conspiración, noticias falsas y rumores”, dijo Qari Asim, presidente de la Junta Asesora Nacional de Mezquitas e Imanes de Gran Bretaña.
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