
La policía francesa se enfrentaba el martes a acusaciones de uso excesivo de la fuerza después de que utilizaran gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para dispersar un campamento informal de inmigrantes en pleno centro de París.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, declaró en Twitter que “algunas imágenes de la dispersión del campamento ilícito de migrantes […] son chocantes” e indicó que solicitó un “informe” para conocer “la realidad de los hechos” al prefecto de la policía.
“Tomaré decisiones en cuanto lo reciba”, señaló Darmanin, que indicó que se remitió inmediatamente la cuestión a la Inspección General de la Policía Nacional (IGPN).
El gobierno francesa ya se enfrenta a una lluvia de críticas sobre una nueva legislación en materia de seguridad que está siendo actualmente debatida en el parlamento y que penalizaría la difusión malintencionada de imágenes de operaciones policiales.
La policía dispersó el lunes por la noche a centenares de migrantes y activistas que habían instalado tiendas de campaña en el centro de París para reclamar más refugios de emergencia, constató un periodista de la AFP.
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