Tras dos horas de viaje por un camino afectado por las lluvias y los cortes intermitentes debido a trabajos de mantenimiento, llegamos a Marchacamarca. En esta zona, la Minera Alcira denunció la presencia de minería ilegal.
La concesión minera se encuentra en un profundo cañadón, donde al menos seis bocaminas son explotadas por un grupo de personas.
El panorama es revelador: enormes compresoras de alto costo, carros metaleros listos en las bocaminas con evidencias claras de extracción, y pequeñas casuchas utilizadas para almacenar explosivos y otros insumos mineros.
En el lugar encontramos a un minero con el rostro y la ropa impregnados de sulfuro, completamente cubierto de polvo. La falta de seguridad industrial es evidente. Recién salido de una de las bocaminas, donde realizaba perforaciones, el trabajador evitó precisar quién es el dueño del yacimiento.
“Yo solo soy trabajador, soy nuevo. No sabría decir”, respondió, asegurando que en su bocamina había cinco obreros más trabajando. Según su testimonio, desconocen quiénes son los verdaderos responsables de la explotación.
Sin embargo, el minero confirmó que cada semana extraen hasta cuatro volquetas de mineral de ese socavón, sin contar las otras cinco bocaminas activas dentro del área concesionada a la empresa transnacional.
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