
El 30 de enero de 1898 también fue domingo, así que tuvo que haber misa. Como la eucaristía está primero, los bautizos debieron esperar. Para doña Carmen Quintana, llegar a la parroquia de San Sebastián, de Sucre, no fue ningún problema porque su casa estaba justo enfrente. La acompañaba Corsino Baptista, que oficiaría de padrino, pero no existe constancia de que haya estado presente el padre, Francisco Medinaceli. Eso sí… al revisar el libro parroquial, sabemos que fue el primer bautismo de ese día, el de Carlos Medinaceli.
La partida bautismal del autor de “La Chaskañawi” es una de las joyas del Archivo y Biblioteca Arquidiocesanos de Sucre (ABAS), no solo porque es el punto de partida de la vida civil del escritor sino, especialmente, porque es una pieza que sirve para mostrar cómo se descuidaba la filiación de las personas en el pasado.
En 1898 todavía no existía el Servicio del Registro Civil, hoy Registro Cívico, así que los documentos que ameritaban la vida civil de las personas eran las partidas parroquiales y las escrituras notariales. Debido a que tenían carácter probatorio, las partidas debían contener los datos de las personas de las que trataban. Las de bautismo debían tener por lo menos referencias al lugar y fecha de nacimiento de la niña o niño que eran bautizados, pero ese no es el caso de la partida de Carlos Medinaceli.
El texto del documento es el siguiente:
“En el año del Señor de mil ochocientos noventa i ocho a los treinta días del mes de enero, el párroco interino de este beneficio, bautizé, puse óleo i crisma a Mariano Carlos, hijo natural de Francisco (Calvo i de) Medinaceli y de Carmen Quintana, blancos; fue padrino Corsino Baptista, quedó exhortado de sus deberes. Nota borrado Calvo i de entre renglones vale. Lo hago constar. Miguel Chavari”.
Como se puede ver, la partida adolece de fallas y omisiones. Las más importantes son las del lugar y fecha de nacimiento. Por el carácter probatorio que tenían las partidas parroquiales, cuando no consignaban la fecha de nacimiento, los sacerdotes solían poner la edad de los bautizados y eso ayudaba a determinar el día en el que vinieron al mundo. Si ponían “del día”, entonces se sabía que la niña o niño nacieron en la misma fecha en que se bautizaron. Si ponían los días de nacido, una simple resta ayudaba a fijar el natalicio.
El sacerdote que bautizó a Carlos Medinaceli, Miguel Chavarri, se equivocó con el nombre del padre y tuvo que hacer correcciones (“Nota borrado Calvo i de entre renglones vale. Lo hago constar”). Como no puso nada sobre la edad del bautizado, eso dio lugar a polémicas sobre el lugar de nacimiento. Incluso hasta 2019, en Potosí se aseguraba que nació en jurisdicción del municipio de Cotagaita y se lo llevó de bebé a Sucre, donde se bautizó.
DOS PRUEBAS
En el último año referido, el periodista Oscar Díaz presentó públicamente en el teatro municipal Modesto Omiste de Potosí dos documentos que refuerzan la tesis de que nació en Sucre: la partida de bautismo de Andrea Tardío, de la que Carmen Quintana fue madrina, y la partida de matrimonio de esta con Francisco Medinaceli.
La partida bautismal es del 10 de noviembre de 1897 y también corresponde a la parroquia de San Sebastián. Carmen Quintana estuvo presente, como madrina. Es la prueba de que, en esa fecha, ella estaba en Sucre, probablemente todavía en estado de gravidez.
Carmen Quintana y Francisco Medinaceli se casaron el 29 de octubre de 1904, también en San Sebastián. La partida de matrimonio dice, textualmente, que los contrayentes son “recidentes (sic) en esta yá once años”, lo que permite retroceder hasta 1893. Aunque existen evidencias de que la pareja pasaba largas temporadas en Vichacla, Cotagaita, Potosí, y especialmente Francisco, la inclusión de ese dato en la partida no da lugar a demasiadas discusiones, salvo que se lo refute con otros documentos igualmente contundentes.
El primer poema
Si presumimos que Carlos Medinaceli nació en Sucre en algún día de enero de 1898, entonces tenía 16 años en 1914, cuando el poeta Claudio Peñaranda había reparado en su talento para la poesía y le alentó a publicar sus primeros trabajos.
Peñaranda dirigió “La Mañana”, uno de los periódicos más fecundos de Sucre, particularmente por el valor literario que tuvo una sección denominada “La Tribuna de la Juventud”, en la que debutaron muchos de los escritores más renombrados de la primera mitad del siglo XX. Allí fue que Medinaceli publicó sus primeros trabajos y el primero, que vio la luz el 24 de septiembre de 1914, fue el titulado “Angelus” y tenía este texto:
“Tarde. Allá en el lejano campanario dan las seis. Esos toques me entristecen como ayes de mortales que perecen ó almas que lloran sobre cruel sudario. “En el confín multicolor y vario, las rojas nubes trágicas se mecen. En el jardín las flores se estremecen, y es la brisa autumnal polen precario. “Con una luz exótica, titila de mi amada la ardiente azul pupila, cual si alegre fingiese una sonrisa “donde el cariño se sensibiliza, y con fulgor de estrella alumbra y brilla de mi alma en el ocaso que agoniza”.Medinaceli llegaría a publicar por lo menos dos poemas más en “la Mañana”, “Rápida” y “Balada de otoño”, pero al año siguiente ya lo encontramos en Potosí, inscrito en el colegio Pichincha en el que conocería a Armando Alba, Celestino López, David Ríos y Walter Dalence, los jovencitos con los que, en 1918, sacaría la revista “Gesta Bárbara”.
Algunos apuntes
- La partida de bautismo de Carlos Medinaceli corresponde a la parroquia de San Sebastián, de Sucre, y está en el folio 152 vuelta del libro 21 de bautismos correspondiente los años 1896-1899.
- El libro forma parte del patrimonio documental del del Archivo y Biblioteca Arquidiocesanos de Sucre “Monseñor Santos Taborga”.
- El autor fue bautizado con dos nombres y el segundo era Emilio, así que su nombre completo era Carlos Emilio Medinaceli Quintana.
- El templo de San Sebastián está en la calle Junín, justo enfrente de la casa número 242 de esa calle donde existe una placa conmemorativa.
- En ese lugar funciona un “shopping” o galería comercial, así que el lugar ha sido invadido por el comercio y la fachada suele ser cubierta con ropa para la venta.
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Señor Lector, este es solo un reporte. La información completa está en la edición impresa de El Potosí.