El 4 de junio de 1830, el mariscal Antonio José de Sucre recibía tres balazos en Berruecos, en una localidad remota de Barruecos, en la hoy provincia ecuatoriana de Pasto. Dos le rozaron la cabeza y una, la que impactó en el pecho, fue la que le quitó la vida.
Cinco hombre fueron identificados como los ejecutores del crimen pero las investigaciones, que se prolongaron por años, establecieron que los autores intelectuales fueron el gobernador de Pasto, José María Obando, y Juan José Flores. Este último fue el principal beneficiado con la muerte de Sucre porque, al separarse Quito de la Gran Colombia, se convirtió en el primer presidente de la hoy República del Ecuador. Si Sucre no hubiera muerto, su popularidad le habría permitido acceder a ese cargo.
Antonio José de Sucre fue el primer presidente constitucional de Bolivia, pues ejerció el cargo ya con la constitución bolivariana, inexistente cuando el libertador asumió el cargo. Se le considera libertador de Ecuador y Perú, por sus triunfos en las batallas de Pichincha y Ayacucho, respectivamente.
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