Las grandes transformaciones ocurridas en distintas latitudes del planeta, demuestran con claridad la participación de la mujer en el contexto económico, político y social.
No puede ser una excepción la revolución del 10 de Noviembre de 1810 impulsada, entre otros, por Melchor Daza, Pedro Costas, Manuel Millares, Alejandro Nogales, Mariano Subieta, Salvador Matos, Pedro Ascárate, Eustaquio Eguívar, Juan de la Quintana, Manuel Molina, Diego Barrenechea y combatientes anónimos que ofrendaron sus vidas para romper las cadenas de la opresión.
Entre los combatientes anónimos también figuran valientes mujeres potosinas que no dudaron un solo instante para contribuir a los procesos de liberación del yugo español que durante siglos saqueó nuestros recursos naturales, especialmente del Cerro Rico de Potosí convertido en la época de la colonia en el fundamento de la economía española y europea.
Lamentablemente existe escasa bibliografía sobre las mujeres potosinas que lucharon por la independencia y que por esta noble causa inclusive sufrieron vejámenes y otros actos reprochables, producto de la soberbia y del poder político que ejercía la corona española sobre estas tierras de América.
Es difícil comprender la verdadera trama de los hechos históricos que antecedieron la revolución libertaria del 10 de noviembre de 1810 y de aquellos sucesos ocurridos después de esta gesta heroica, sin tomar en cuenta la participación de las mujeres potosinas que ofrendaron sus vidas, su honra y reputación por sus altos ideales vinculados a la santa libertad.
Por ello, destacamos las figuras de Andrea Arias y Cuiza, Juliana Arias y Cuiza, Francisca Barrera, Gregoria Araníbar de Matos, Mercedes Tapia, dejando claramente establecido que aún hacen falta investigaciones en los archivos históricos de Potosí, del interior y exterior del país, para recoger los datos precisos sobre las heroínas potosinas que sembraron con su sangre los surcos de la libertad que ahora nos toca defender.
ANDREA ARIAS Y CUIZA
Representa el heroísmo, la abnegación y el sacrificio por la lucha de la independencia de esta parte del continente.
Hija de una reconocida familia potosina, perdió a sus padres y sus dos hermanos; el uno sacerdote y el otro, patriota combatiente en las filas del guerrillero Vicente Camargo.
Andrea Arias y Cuiza fue detenida en el barrio de San Roque, cuando un campesino emisario de los insurrectos de Puna salió del inmueble y los agentes secretos que lo acechaban le capturaron para hacerle comparecer ante el gobernador Pedro Antonio Rolando, quien –después– ordenó el apresamiento de la heroína, pese que no encontraron en la requisa ningún documento conspirativo.
Sufrió todo tipo de vejámenes, sin confesarse culpable, sin delatar su lucha por la independencia. Fue presentada a la población desnuda, flagelada sobre un cañón y luego de que le mutilaron las manos y le cortaron la lengua fue fusilada en la antigua plaza del Regocijo.
Andrea Arias y Cuiza participó del movimiento libertario del 10 de noviembre de 1810, apoyando a los patriotas Millares, Nogales y otros revolucionarios comprometidos con la esperanza de un pueblo libre.
FRANCISCA BARRERA
Sobre la vida y lucha de Francisca Barrera por la independencia, Justo Gómez y Hugo Canedo en su obra denominada: “Heroinas Potosinas”, reflejan su profundo compromiso adquirido en aras de la libertad.
“Como oriunda de la Villa Imperial no estuvo ajena a los acontecimientos que se sucedieron en noviembre de 1810 y posteriores hechos; fue generalizado el repudio a los representantes y fuerzas que significaban en coloniaje; por aquella época mucha gente se identificó con la causa de la libertad que ya se oía por doquier. Francisca, prima hermana de Andrea( Arias y Cuiza) por parte de sus madres, fueron parientes muy cercanos y vecinas próximas a la calle de las Ollerías…convirtiéndose en nexo importante … del tío de ambas, Dn Alejo Cuiza, guerrillero en el sector de San Lucas, que luchaba junto a Dn Vicente Camargo estableciendo un correo clandestino para los grupos guerrilleros”.
Murió junto a Andrea Arias y Cuiza, después de haber sido ultrajada, flagelada, desnudada sobre un cañón, mutiladas sus dos manos y cortada su lengua.
Queda como ejemplo de lealtad, patriotismo y amor a la libertad para las presentes y futuras generaciones.